Sueños en la cuerda floja

05 de octubre de 2023


Por: Katheryn Daniela Rocha Rocha


El Instituto Bolívar es un colegio público que durante 105 años ha educado a varias generaciones de La Villa de San Diego de Ubaté, un municipio de Cundinamarca conocido por la calidez de su gente y por supuesto, por ser la capital lechera de Colombia.


Cada mañana de lunes a viernes, el profesor Carlos Castellanos llega puntualmente a las aulas de ladrillos rojos, puertas blancas y ventanas amplias a impartir sus lecciones de tecnología e informática a sus estudiantes de bachillerato.


Foto: Instituto Bolívar Ubaté


Durante las tardes, en lugar de dirigirse rápidamente a su casa para calificar las tareas de sus alumnos y organizar las clases del día siguiente como los demás profesores, Carlos se quedaba en el instituto en compañía de algunos estudiantes que como él, tenían una pasión por el mundo tecnológico.


Los encuentros después de clase iniciaron en el transcurso del 2018 por iniciativa de los profesores del área de informática “con el fin de crear espacios para que los estudiantes pudiesen explorar a través de la mecánica y la programación”. 


Sin embargo, empezar no fue una tarea sencilla. Carlos abrió una convocatoria durante ese año para conformar su equipo de ingeniosos jóvenes, tal como un entrenador de fútbol busca los mejores talentos para su nómina. 


Pero no todos tenían un compromiso real con el grupo, algunos alumnos asistían esporádicamente, por lo que el progreso de todos terminaba estancado. Carlos, ante este inconveniente, tuvo que seleccionar detenidamente a los estudiantes que “le metían la ficha” para finalmente constituir el club IBUBOTS.


El ingenio llegó con unos kits de LEGO NXT, con los cuales estos jóvenes dejaron fluir la creatividad que los caracteriza para construir y programar sus primeros robots. A pesar de que al principio la frustración era un sentimiento que surgía con facilidad, ninguno de los integrantes de este club abandonó su nueva misión. 


Foto: Club de robótica IBUBOTS


Luego experimentaron con otros elementos como micro bit, una pequeña tarjeta programable de 4x5 cm diseñada para que programar sea una actividad al alcance de todos. También arduino, una plataforma de hardware libre basada en una placa a partir de la cual se pueden crear objetos electrónicos interactivos.


Con el paso del tiempo, los integrantes de IBUBOTS no sólo se reunían después de clase, sino que dentro de sus mismos horarios escolares de tecnología e informática, Carlos y sus pequeños aprendices seguían ampliando sus conocimientos, poniéndolos en práctica y fortaleciendo cada vez más los lazos de amistad.


Su siguiente paso fue asistir a competencias y ferias de ciencia dentro de su municipio, convocadas por la Universidad de Cundinamarca y la alcaldía local. Luego se aventuraron a participar con sus diseños en First Lego League a nivel departamental y nacional, donde los retos eran más complejos y esto les permitió trabajar con más profundidad para perfeccionar sus robots, sin duda querían ser los mejores.


Sin embargo, la competencia más importante para este club ha sido RUNIBOT, un evento nacional e internacional que promueve el desarrollo de la ingeniería y la robótica. Allí han participado durante 3 años consecutivos en la categoría de carros seguidores de línea para estudiantes de colegio. 


El esfuerzo, la disciplina y la pasión por la innovación llevaron a este grupo a ganar el segundo lugar en 2022 y el tercer lugar en el presente año, donde el premio fue un cupo para viajar a Rumania para participar del 3 al 5 de noviembre en el mundial de robótica ROBOCHALLENGE 2023 en la Universidad Politécnica de Bucarest. 


En este evento también competirán en la categoría de carros seguidores de línea pues es la gran fortaleza del equipo. “Allí se miden como tal los tiempos que el robot cumple en los circuitos, entonces a partir de eso vamos a diseñar nuestros robots en arduino para tener más velocidad” menciona el profe Carlos.


Foto: Carros seguidores de línea diseñados por IBUBOTS


“La verdad para mi es muy emocionante, muy bonito saber que vamos a dejar el nombre de Colombia y de nuestro municipio en alto” afirma Manuel Guzmán con una genuina sonrisa en su rostro mientras trabaja en su rol de armador de robots ensamblando todas las piezas.


Pero el sueño de IBUBOTS está en la cuerda floja, ya que no cuentan con los recursos económicos para costear los vuelos, la alimentación y la estadía del grupo en otro país. Ante esto el Instituto Bolívar ha realizado rifas y bingos. También ha recibido donaciones por parte de algunas empresas del municipio de Ubaté. Sin embargo, aún tienen un faltante de dinero para poder completar el presupuesto del viaje.


“Es muy importante para nosotros conocer otras culturas, ya que algunos chicos no han salido ni siquiera del departamento de Cundinamarca, sería muy bueno para ellos y su experiencia de vida”, cuenta Carlos con la ilusión de asistir a ROBOCHALLENGE.


Si usted desea aportar para que IBUBOTS represente a Colombia en Rumania, puede realizar consignaciones a la cuenta de ahorros del Banco Crediflores #011197482, una cuenta de la asociación de padres de familia de la institución. Es importante comunicar que se ha hecho la consignación a través del número 3214766752 a nombre del club de robótica.


“Este trabajo con los estudiantes me ha dejado una enseñanza muy grande y es la perseverancia”, dice el profe Carlos notablemente orgulloso de su proceso con el grupo, ya que en la robótica muchas veces las cosas no salen bien a la primera y requiere de estar insistiendo, mirar nuevas estrategias y alternativas.  


Actualmente, continúan perfeccionando sus robots para hacer una presentación impecable en Rumania, a pesar de que aún no tienen la seguridad de poder viajar. IBUBOTS, un grupo de estudiantes y su comprometido profesor, han superado obstáculos y desafíos, aprendiendo valiosas lecciones a lo largo de su viaje en el mundo de la robótica. 


Aunque el futuro es incierto, su ejemplo nos inspira a nunca renunciar y a seguir esforzándonos por alcanzar nuestras metas, sin importar cuán difíciles parezcan. Su historia es un recordatorio de que los sueños pueden estar en la cuerda floja en algún momento, pero con esfuerzo y disciplina, pueden tomar vuelo y llevarnos a lugares que nunca imaginamos.

Publicar un comentario

0 Comentarios