Hackear el celular de su pareja sentimental es un oscuro deseo que la mayoría de personas guardan en lo profundo de su corazón, Sandra Gómez, curiosa por naturaleza, decidió hacerlo con su esposo y nunca imaginó lo sencillo que sería.
Por: Danna Valentina Becerra
foto tomada de: iStock/ Especial
Cada 5 minutos hay un celular hackeado en América Latina, Según el último informe de Kaspersky, América Latina ha sufrido un impresionante aumento en los ataques a dispositivos móviles, con más de 2.3 millones de ataques registrados entre agosto de 2022 y agosto de 2023. Por lo que es evidente que debido a los avances tecnológicos cada vez es más fácil hackear celulares, ya que las herramientas están al alcance de todos.
La convicción que tenía Sandra de que su esposo le podría ser infiel era bastante grande, pues él es ingeniero de una petrolera ubicada en los extensos llanos colombianos de Villa Nueva, Casanare, por lo que tenía turnos de 15 días y 7 de descanso, 15 días en los que estaba lejos de casa viviendo solo.
Lejos de ser un ataque de celos, Sandra una mujer con una personalidad arrolladora se sentía cohibida de disfrutar de su propia vida debido a los celos de su esposo “no puedo salir a tomarme ni un café con mis amigas tranquila porque siempre están las constantes llamadas de el furioso porque salí” confesó Sandra, sentía que la única forma de librarse de él sería si descubriera que anda en malos pasos. Ella sabía que habían días en los que su esposo salía del trabajo y se reunía con sus compañeros en un bar o una cancha sintética para jugar fútbol “es imposible que en una de esas salidas no pase nada”.
Una mañana nublada en la que Sandra había vuelto a pelear con su esposo por celos, no aguantó más y quiso buscar en internet como hackear un celular, o más específico WhatsApp, tan solo basto con teclear esto en su celular para que aparecieran cientos de tutoriales y artículos de como hacerlo “yo pensaba que eso no era sencillo, simplemente me metí por curiosear, porque mi opción real era revisarle el celular” mencionó, Sandra sabía que su esposo cuando estaba en casa era muy descuidado con su celular y no tenia clave, por lo que esta iba a ser una tarea sencilla para Sandra, pero ella tenía presente que haciendo esto tan solo tendría unos minutos para revisar, y al ver que era tan fácil hackear WhatsApp se fue por esa opción.
“Lo hice desde mi celular viejo, para que él no se diera cuenta”. Sandra siguió todos los pasos de un tutorial el cual tenía buenos comentarios, inició abriendo una página en la que tenía que ingresar el número de celular perteneciente al WhatsApp que iba a ser hackeado, el siguiente paso era dejar el celular de su esposo debajo del que estaba utilizando para hackear, pero se tuvo que detener en este paso, pues su esposo no había terminado el turno de trabajo y no podría continuar si no estaba presente el celular.
Foto tomada por: Infobae
Faltaban 3 días para que su esposo llegara a casa, tiempo que tuvo para cuestionarse si lo que iba a hacer era lo correcto, y prepararse psicológicamente para cualquier cosa que pudiera encontrar en el celular “lo que yo quería era descubrir algo tan fuerte que ocasionara una separación, pero eso no significaba que no me iba a doler, pero yo sabia que estaría mejor sin el".
Pasaron los tres días y su esposo llegó a casa, ella lo recibió con una rica cena de mariscos, la comida favorita de su esposo, su esposo dejó su pesada maleta en la habitación, dejando sobre la mesa de noche su reloj y celular, Sandra sirvió la cena, y mientras su esposo comía, cuidadosamente puso los celulares como decía el tutorial, calculo 3 minutos, este era el tiempo que demoraba en clonar el WhatsApp en una pestaña del navegador del celular. “La verdad no sabía si iba a funcionar, no entendía cómo se podía pasar la información así nada más”
Pasados los 3 minutos Sandra retiró el celular y efectivamente todo el WhatsApp de su esposo se había clonado en una pestaña de Google. No fue sino hasta el tercer día que Sandra decidió mirar el WhatsApp de su esposo, pero toda esperanza de encontrar alguna infidelidad de su esposo iba disminuyendo conforme pasaban los días, así como incrementan los problemas de batería que su esposo estaba teniendo con el celular, “el me comenzó a decir que su celular cada vez aguantaba menos la batería, que se re calentaba mucho”.
Los expertos aseguran que cuando un teléfono está siendo hackeado este empieza a funcionar mucho más lento, se empieza a perder la señal, la batería cada vez dura mucho menos y el teléfono permanece caliente constantemente. Estas son algunas señales que advierten a la persona que su teléfono está siendo hackeado, pero el esposo de Sandra jamás sospechó sobre esta posibilidad, mientras que Sandra al investigar ya sabia a que se debían los problemas de su esposo con su celular.
Al cabo de dos meses del seguimiento de Sandra en el WhatsApp de su esposo decidió dejar el tema de un lado, pues por raro que parecía su esposo era el único hombre fiel del grupo de sus amigos, y eso lo corroboraron los chats que él mantenía con sus amigos y en el grupo de amigos que tenían en WhatsApp, ella pensó que al dejar de hackear el celular de su esposo ya funcionara con normalidad, pero el daño ya estaba en el teléfono y su esposo tuvo que cambiar de celular.
“Cuando el se quejaba de que su celular estaba fallando le echaba la culpa a la marca del celular, pero tenia miedo de que lo llevara con algún técnico porque a fin de cuentas lo que estaba haciendo no estaba bien, pero me quite un peso de encima cuando compro otro” concluyó Sandra,
Existen miles de casos reportados al año por hackeo de celulares, este es un delito que puede penalizarse hasta con 5 años de cárcel. Si bien Sandra no encontró evidencias de que su esposo le fuera infiel, su intento de hackeo dejó daños en el dispositivo de su esposo, lo que llevó a que tuviera que cambiar de celular.
Esto muestra que intentar acceder ilegalmente a la información privada de alguien puede tener consecuencias negativas en el teléfono, esto puede llevar a la persona a enviar el dispositivo con un experto y detectar un delito informático grave, evidenciando que por más protección que tenga un dispositivo nunca va a estar seguro y exento de un hackeo.
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